Dan Ariely, en su libro «Por qué mentimos«, prueba científicamente que todos mentimos. Aunque, tradicionalmente, la sinceridad se ha visto como un valor, este autor demuestra que la mentira es un mecanismo necesario para la supervivencia y sin desarrollarlo lo tendríamos mucho más complicado en la vida.
Por eso, destaca, que la primera vez que notemos que nuestro hijo miente, tenemos que estar contentos. La primera únicamente. Pero claro, teniendo en cuenta esto, ¿cómo tenemos que gestionar las mentiras de nuestros hijos? ¿cómo tenemos que regular nuestro propio comportamiento?.
Lo primero que tenemos que tener claro es que nuestros hijos mentirán. En caso de que no lo hagan, quizás se van a encontrar con problemas. Es un mecanismo adaptativo muy importante, y está claro que transmitir honestidad es un valor, te dota de credibilidad y hay que fomentarlo en la medida que se pueda. Pero ante una situación en que la honestidad choca con un valor superior, como la supervivencia todo cambia.
Ahí entrarían situaciones difíciles para los niños como, por ejemplo, evitar un castigo o una demostración de lealtad o cualquier otra cosa.
Dónde colocamos el valor principal. Socialmente además, está bien visto y valorado. «Maradona fue valorado como un Dios por mentir metiendo un gol con la mano en un mundial» o ¿por qué las películas de espías o agentes secretos como James Bond tienen tanto éxito? no paran de mentir. Pensarlo bien, la sociedad está llena de ejemplos.
Los individuos son honestos sólo en la medida que les convenga (incluyendo su deseo de complacer a los demás). Dan Ariely, catedrático de psicología de la Universidad de Duke.
Primeros años de vida
La mentira, hasta los 5 o 6 años, tiene mucho que ver con la capacidad imaginativa, que es muy amplia. En muchos casos no saben discernir entre fantasía y realidad. Aunque esa capacidad se empezará a desarrollar y empezaremos a ver mentiras con un propósito. Que motivos nos podemos encontrar:
- Evitar un castigo. Si el niño es consciente de que ha hecho algo mal, como romper un objeto o ensuciar algo y va a ser castigado, es muy probable que mienta.
- Evitar la vergüenza. Por ejemplo, ocultar que se ha hecho pis encima, o que no sabe hacer alguna cosa, le vemos diciendo a otro niño que ya sabe leer, cuando en realidad no sabe.
- Demostración de lealtad. Un niño ha hecho algo mal, y su amigo no lo delata, para evitar el castigo de otro niño.
- Fingir algo falso. Por ejemplo, hay una comida que no le gusta y dice que le duele la barriga.
- Intentar obtener algo. Le dice a la madre que el padre no le ha dado la paga semanal para tenerla 2 veces.
- Crearse una escusa para una situación. Yo he insultado a ese niño, pero antes me había pegado.
- Encubrir una situación dolorosa o triste para el niño. Mi padre va a venir más tarde a la fiesta del colegio.
La mentira a partir de los 6 años
La mentira, a medida que crezca el niño se va a hacer más elaborada, más consciente y más planificada. Distinguiremos 2 tipos de mentiras:
- Mentiras conscientes. Son aquellas más elaboradas y planificadas, en que el niño sabe que es mentira y lo hace conscientemente, con un propósito muy claro
- Mentiras más inconscientes. Son aquellas mentiras en que la persona no es consciente. Por ejemplo, luego voy a estudiar y aprobaré el examen. Realmente piensa que es verdad, que eso va a pasar, aunque realmente sabemos que no va a ocurrir.
En muchas ocasiones una mentira consciente, se puede convertir en inconsciente. Es aquello que se dice que la persona se acaba creyendo sus propias mentiras.
¿Qué hacer como padres?
La actuación desde bien inicio será actuar sin punición. El castigo, en general, será un caldo de cultivo para que nuestros hijos mientan. Sin duda, castigando vamos a poder contener ciertos comportamientos a corto plazo, pero generaremos otros problemas mayores a medio y largo plazo. Para empezar vamos a potenciar la mentira, ya que no vamos a dejar otra opción, por pura supervivencia.
En cambio, el refuerzo positivo ante la sinceridad, será mucho más efectivo. Ante una mentira vamos a procurar mostrarnos comprensivos, con actitud dialogante, intentando saber cuál ha sido el motivo de su mentira y trabajando con ellos todo el contexto en que se ha producido, no únicamente la propia mentira.
Esto hay que enlazarlo con que tarde o temprano, y se va a producir sin duda alguna, nuestros hijos se van a dar cuenta de que nosotros también mentimos. Y sí, tenemos reacciones exageradas y punitivas ante sus mentiras, les vamos a crear un shock y sobre todo nos van a llevar al extremo de la argumentación. Todos nuestros castigos, nos van a salir caros.
Por ello va a ser necesario que les expliquemos que, a veces, mentimos, por qué se hace necesario. Aunque la honestidad es un valor importante y lo valoramos mucho, sin duda. Además socialmente también se va a valorar.
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