El miedo en los niños: Cuando hablamos de miedo, tenemos que saber que se trata de una emoción innata en todos los seres humanos, que nos ayuda a huir de una situación de peligro. Lo contrario al miedo, no es la valentía, que nos permite en una situación de miedo enfrentarnos al peligro, ya que se pone en valor la propia subsistencia o la de una tercera persona.
Una confusión típica es pensar que los valientes no tienen miedo, cosa no cierta, ya que son aspectos relacionados. Lo contrario sería en realidad la temeridad, conducta muy peligrosa y generadora de problemas, como puede ser el exceso de velocidad en la conducción, el abuso de drogas, etc.
Por tanto, el miedo en los niños es una emoción totalmente positiva, que nos ayuda a discriminar situaciones de peligro y nos salvaguarda de los problemas que pueden ocasionar. Una educación en el miedo será totalmente necesaria, para garantizar el correcto desarrollo y discriminación de esta emoción.
Proteger del miedo a los niños es acompañarlos sin caer en la sobre protección, que los debilita. Darles la oportunidad de encontrar estrategias personales para superarlos.
Cada experiencia superada aumenta las capacidades de supervivencia, en cambio, la sobre protección, les hace mucho más débiles, ya que les estamos enviando el mensaje de que necesitan de terceras personas para sobrevivir y eso les hace más vulnerables. Por eso es importante acompañarlos en el miedo en los niños.
El miedo en los niños hay que acogerlo, aceptarlo, tenerlo en cuenta y no ridiculizarlo. Los niños se sienten reconfortados y protegidos cuando ven que los adultos aceptan sus miedos y eso les fortalece. En cambio la compasión o la negación los debilita y los hace más dependientes.
El problema no son los miedos, sinó los miedos exagerados o patológicos. Jose A. Marina.
Que no hacer delante del miedo de un niño?
El miedo en los niños. Las 7 cosas que no debes hacer
• No asustar al niño. Intentaremos en ningún caso asustar al niño con historias de miedo. El niño ya irá por su cuenta generándolos y habremos de respetar su ritmo.
• No reírnos en ningún caso de los temores que experimenta, ya que si lo ridiculizamos, mermaremos su confianza.
• No transmitir nuestros miedos a los niños. Si nosotros tenemos miedo a los animales, intentaremos que no le afecte. Los miedos se transmiten.
• Nunca hay que intentar que pase por la situación de miedo para superarla. Normalmente, lo que se producirá es una intensificación.
• Por supuesto, no llamarle cobarde, infantil, miedoso, o decirle que otros niños no tienen ese miedo. Haciéndolo así, estaremos aumentando su ansiedad y mermando su confianza.
• No obligarlo a afrontarlo en solitario, acompañarlo al máximo.
• No ignorar el miedo, pero intentando no darle excesiva importancia.
Si observamos que el miedo perdura y le está causando prejuicio, es mejor tratar con un profesional lo antes posible.
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