La ira es una emoción muy desagradable, sobre todo si se da de una manera continuada. Pero la ira es una emoción muy necesaria en algunos casos para nuestra supervivencia.
Cuando una persona percibe que se produce una injusticia, desarrollamos la ira. Pero, ¿Qué sentiremos?. Sentiremos que la presión sanguínea aumenta, como el ritmo cardíaco, se genera sudor… De hecho son unos síntomas muy parecidos a los de la ansiedad. Estos síntomas nos prepararán para dar respuesta a esa injusticia, a esa amenaza.
Pero, ¿Qué pasa si esa situación se da continuadamente?, si estamos todos los días con ese enfado y con esa ira y no está justificado racionalmente, nadie en nuestro entorno percibe que se de una injusticia para justificar ese estado. En ese caso dejará de ser algo normal, dejará de ser el mecanismo que nos permite adaptarnos ante una injusticia. Se convertirá en un problema.
Pero, ¿Qué podemos hacer en ese caso?
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