El efecto Pigmalión es un conocido efecto psicológico, por el que las expectativas que depositamos en una persona consiguen modificar sus creencias propias de las personas, influyendo en las acciones posteriores positivamente. Dicho de otro modo, si depositamos expectativas en alguna persona, para que realice algo, va a resultar más probable que pueda conseguirlo. Desde luego que en el post de hoy vamos a ver como se ha probado científicamente que este efecto existe, aunque también vamos a ver El emocionante engaño del efecto Pigmalión.
El efecto pigmalión fue descubierto y probado científicamente por el psicólogo Robert Rosenthal en colaboración con la directora Lenore Jacobson, que lo pudo aplicar en las aulas.
A partir de este descubrimiento, ha tenido diferentes aplicaciones e interpretaciones, que vamos a relatar a continuación:
El experimento de Rosenthal
En el año 1963, Robert Rosenthal estaba inmerso en unas investigaciones sobre como las expectativas influían en los resultados de las investigaciones científicas. Una directora de California, Lenoro Jacobson, se hizo eco de estas investigaciones y decidió (afortunadamente) ponerse en contacto con el psicólogo y le propuso una colaboración, de la cual, resultó uno de los experimentos más destacados en psicología del último siglo.
Escogieron a 320 alumnos de 6 cursos diferentes y les pasaron un test de inteligencia, de capacidades no verbales. Informaron al profesorado de que se trataba de una novedosa prueba que medía la potencialidad de los alumnos. Una vez comprobado la homogeneidad de los resultados, escogieron a 65 alumnos al azar y pasaron informes falsos a los docentes, indicando que se trataba de personas muy superiores en los resultados, es decir, personas con un mayor potencial. Del resto de alumnos, simplemente no dijeron nada.
A final del curso escolar repitieron la prueba, y los 65 alumnos a los que se había pasado el test habían incrementado su coeficiente intelectual marcadamente superior al resto, Rosenthal y Jacobson habían probado como las expectativas de los profesores influyen académicamente en los alumnos y pueden hacer que se conviertan en realidad. El efecto pigmalión.
Aplicaciones
Evidentemente, la influencia de las expectativas, demostradas por el efecto pigmalión, no únicamente es aplicable al contexto académico. Se podría extrapolar a cualquier aspecto que envuelva al comportamiento humano, y pongo algunos ejemplos:
- Laboral. A este nivel también se ha visto la influencia. Un jefe que confía en un trabajador puede conseguir un mejor desempeño en las funciones por parte de este. Así, si eres jefe y estás leyendo este post, te recomiendo que confíes en tus trabajadores y se lo muestres, con ello conseguirás un mejor desempeño en sus funciones que si no confías.
- Familiar. Está claro como se repiten comportamientos de padres a hijos, la expectativa que se tiene de ellos, hace que estos la cumplan. En otros artículos, hemos hablado de la influencia que los padres tienen sobre sus hijos. Buena parte de esta influencia se debe sin duda al efecto pigmalión, o que expectativas depositamos en ellos.
- Relaciones sexuales y sentimentales En este apartado se ve claramente que la confianza que deposita nuestra pareja en nosotros, hace que podamos desempeñar mejor las facetas que nos ocupan en la vida, bien sea como padres, bien sea como trabajadores o también en las relaciones sexuales, que es un apartado donde la psicología va a influir en buena medida. Así, en caso de que quieras que tu pareja sea mejor sexualmente, hazle saber que tienes plena confianza y expectativa en él o en ella.
- Los mercados. Del mismo modo hay una investigación interesante en el plano económico, y creo que es algo que tienen claro todos los analistas de los mercados y corredores de bolsa sobre como la expectativa de una recuperación económica, puede animar a los mercados. En cambio una expectativa de crisis, puede provocar que se cumpla aunque no haya motivos objetivos. Aquí nos estaríamos moviendo en un plano socia, aunque influenciado por las expectativas individuales.
El engaño de el efecto Pigmalión.
El efecto Pigmalión, como se puede apreciar en el gráfico consiste en que las expectativas de los demás, hace que se modulen sus acciones de manera que influyen en nuestras expectativas y eso hace que seamos capaces de conseguir nuestros objetivos.
El efecto pigmalión ha sido caldo de cultivo para diferentes tipos de filosofías, como la new age, o sectas, o literatura como la de Paulo Coelho. También muchos coaches, que a mi entender, lo han malinterpretado y pueden acabar generando problemas donde no tendrían que existir. Sostienen, en muchos casos, que simplemente con tener expectativas, con esperar algo, se puede conseguir. Si deseas algo con suficiente fuerza, te va a llegar, ya que la fuerza de la expectativa va a conseguir una especie de influencia mágica en que pasen los hechos que queremos. Cualquier persona puede conseguir algo, si lo desea con suficiente fuerza.
Este tipo de filosofías o creencias tiene un claro peligro. Todo tiene unas limitaciones y nuestras expectativas desmesuradas, pueden ser en el futuro fuente de diferentes problemas relacionados con la insatisfacción o la falta de cumplimiento de las expectativas, como puede ser el más claro de todos, la depresión. (algunos casos).
Por tanto, sí que es cierto obviamente que las expectativas influyen, como bien nos hizo ver Rosenthal. Pero no es menos cierto, que las expectativas tienen que ser realistas y objetivas, y basadas en nuestras propias capacidades, con las obvias limitaciones que tenemos.
Por ejemplo. Puede que te propongas con fuerza aprender a los 35 años un idioma como el chino mandarín. Y puede que tu entorno te anime, y te haga ver que si quieres puedes hacerlo. Pero a no ser que tengas unas capacidades intelectuales muy por encima de la mediae (estamos hablando de un coeficiente intelectual en comprensión verbal por encima de 140 o 150 punto), y que hayas estudiado con éxito 2 o más idiomas, es más que probable que fracasarás en tu intento. Sobre todo si no te trasladas a vivir a Pekín. Lo mismo te puede pasar con unas expectativas desmesuradas por conseguir un trabajo, de tener una gran casa o de compararte con un actor de cine porno cuando tengas relaciones sexuales. Pongo algunos ejemplos muy claros u obvios, pero en otros que lo sean tanto puede influir igualmente.
El riesgo estribaría precisamente en el momento del fracaso. Nos obligaría a cambiar las expectativas en nosotros mismos, y puede que nos influya negativamente, pensando que no podemos conseguir objetivos mucho más alcanzables objetivamente. ¿Dónde está la línea objetiva de lo que podemos conseguir o no?
Así, si has fracasado en el intento de estudiar inglés, no te preocupes, es un objetivo complejo. No te desmoralices, sé realista contigo mismo y fíjate otros objetivos que sí que sean abordables, basados en tus capacidades reales Sí te ha ido mal con una pareja, no es motivo para creer que te va a pasar lo mismo con otras parejas. Y si te han despedido del trabajo, no pienses que te va a pasar lo mismo en el próximo. Obviamente, no quieras tener un cuerpo como el de las revistas (probablemente modelados con photoshop) o la capacidad sexual de un actor de cine erótico. La vida es mucho más que fijarse metas y conseguirlas.