Vivimos en una sociedad sumamente ruidosa. Además del ruido en las ciudades y entornos más hostiles donde vivimos la mayoría, estamos rodeados de tecnología que no deja de estimular nuestro cerebro, creando un estrés continuo que puede ser muy dañino para nosotros. Estamos en la era del estrés continuo, de la ansiedad, de la depresión, donde no hay cabida para la introspección. En este momento, más que nunca se hacen patentes los beneficios del silencio.
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Los beneficios del silencio en nuestro hostil entorno
A nivel evolutivo, el ser humano actual es el homo sapiens sapiens, que evolucionó en el paleolítico medio, hace aproximadamente 315.000 años. Esto quiere decir que el cerebro de aquel momento es exactamente el mismo con el que nos encontramos ahora. Aunque el entorno ha cambiado muy rápidamente, en comparación con lo que puede tardar la cadena evolutiva.
Nuestro cerebro está preparado para vivir en un entorno que no tiene nada que ver con el actual. Está preparado para un entorno mucho más adaptado a la vida en la naturaleza, escuchando los sonidos propios de ella, que nada tienen que ver con la vida en las ciudades. Entornos sobreestimulados por sonidos, luces, olores que mantienen nuestro cerebro en un estado constante de alerta nos alejan de nuestro hábitat natural.
Entrevista programa de radio Ganbara de cerca.
Estos ruidos son a veces producidos por el entorno, pero en la mayor parte de las ocasiones los producimos nosotros mismos, siempre pendientes de la tecnología e hiperconectados.
Consecuencias de la hiperestimulación
Nuestro cerebro está diseñado para rastrear continuamente estímulos que puedan afectarnos, es decir, buscar posibles riesgos a través de nuestros sentidos. Hace un escaneo continuo, característica necesaria para sobrevivir.
Nuestros sentidos van enviando la información que encuentran al cerebro. Este la procesa y decide qué hacer con ella. Todo este proceso, en la mayoría de los casos, se hace automáticamente y se van a alternar los estados de relajación y de activación, estos últimos únicamente necesarios cuando hay un estímulo que verdaderamente conviene prestarle atención. En esos casos, activaremos una glándula llamada amígdala o cuerpo amigdaliano, que es el encargado de poner en marcha los estados de activación, es decir, cuando hay algún riesgo. Glándula muy famosa también por ser la responsable de nuestros estados de ansiedad.
La amígdala pone en marcha el sistema del estrés. Básicamente, llena nuestro cuerpo de la hormona cortisol y lo prepara para una respuesta de lucha o huida. Un proceso básico de supervivencia humana para el cual hemos de estar preparados. El problema surge cuando está constantemente activado y provoca el efecto contrario, cuando lo necesitamos, no está disponible por saturación. Es lo que llamamos estados de ansiedad.
Un exceso de estimulación sonora, y en general de cualquier tipo, provoca un estado de estrés continuo que satura nuestro sistema de respuesta. Ello provoca estados de ansiedad y depresión, además de otros problemas asociados en cuando a nuestra salud.
Consecuencias del ruido y beneficios del silencio
En un entorno no hostil, no haría falta buscar el silencio, lo tendríamos de una manera natural. Pero tenemos que ser realistas ante lo que tenemos, mucho ruido en nuestra vida cotidiana que no podemos evitar, aunque si lo podremos paliar. El ruido de los coches, de las máquinas trabajando, el vecino gritando o escuchando música y nuestro móvil enviándonos notificaciones cada cuarto de hora que hacen que nuestro sistema límbico esté activo la mayor parte del día.
Parte de este ruido podremos paliarlo. Podremos intentar escoger un sitio más tranquilo para vivir, no tener la televisión encendida de fondo o desconectar nuestro teléfono, un rato. Aunque está claro que cierto nivel de ruido no vamos a poder evitar.
Pero se hace muy recomendable buscar, a nivel preventivo, un rato diario de recogimiento, libre de ruidos externos, con nuestro celular apagado y sin hablar con nadie. De esa forma podremos dar descanso a nuestro sistema límbico para poder relajar todo nuestro sistema nervioso central y disfrutar de los beneficios del silencio.
No importa como o de qué manera, y es muy probable que al principio nos cueste hacerlo, ya que no estamos acostumbrados. Pero parar en silencio un momento al día, y dedicarlo a la introspección, va a tener unos beneficios extraordinarios en nosotros.
La práctica del mindfulness o atención plena, con origen en la meditación oriental, se ha convertido en una manera tremendamente efectiva para acercarnos al silencio y poder comprobar sus beneficios.
- El primer beneficio claro es la reducción del estrés y la ansiedad. La prevención de la depresión y en general de un estado de mayor calidad anímica.
- Los beneficios del silencio van a repercutir igualmente en nuestra calidad del sueño. Uno de los procesos básicos que tendremos que cuidar para nuestro buen funcionamiento.
- Creación de nuevas neuronas, neurogénesis adulta y disminución de sufrimiento de problemas neurodegenerativos.
- Propicia la autoreflexión y la creatividad. El silencio es ideal para ordenar ideas, que es la base de la creatividad, con ruido constante y activación se hace mucho más complicado.
Los beneficios del silencio como terapia
A nivel práctico, en la consulta se hacen patentes los beneficios del silencio. No obstante hay que decir que el silencio total es perjudicial para el ser humano. Si situamos a una persona en una cámara hiperbárica (sin ningún sonido), su cerebro inventará ruidos y creará mucha ansiedad. Cuando me refiero al silencio, quiero decir espacios libres de ruido.
En un primer momento, a las personas, cuando les mandas un rato en silencio cada día, no lo soportan, al no estar acostumbradas. El silencio en ese caso tiene el efecto contrario provocando estrés. Por ello se hace recomendable la guía en la búsqueda de los beneficios del silencio, y prácticas guiadas del silencio como el mindfulness han resultado tremendamente efectivas.
En cualquier caso, si repasamos la mayor parte de las técnicas psicológicas que se utilizan en la actualidad tienen una parte de introspección en los ejercicios que se requieren. y pongo algunos ejemplos:
- Desensibilización sistemática. Técnica que se emplea para trabajar las fobias y que en los primeros pasos utiliza el entrenamiento en relajación y la introspección en el abordaje de las situaciones fóbicas. Todo ello evidentemente se hace en situación de recogimiento y silencio.
- Técnicas de relajación. En toda situación hay un entrenamiento en técnicas de relajación que pasan por entornos silenciosos para conectar con la respiración y por estados mentales de baja intensidad.
- Técnica de la visualización. Para la preparación de situaciones de estrés se necesita un entorno introspectivo, evidentemente silencioso, donde abordar la situación que queremos preparar mentalmente con todos los detalles.
- Entrenamiento en resolución de problema. En esta técnica se hará necesario un espacio de recogimiento donde poder pensar en los pasos para resolver un problema sin ruido que nos pueda desconcentrar.
RESUMEN.
Queda claro que para encontrar los beneficios del silencio, que son muchos, hemos de trabajar para salirnos del entorno actual, que es artificial y que afecta sobremanera a nuestro cerebro. En poco tiempo podremos comprobar los beneficios del silencio en nuestro día a día.