En este artículo voy a dar 9 claves para conseguir hijos felices y educar con felicidad. Claves contrastadas con estudios empíricos que prueban su eficacia. Siguiendo los 9 consejos que siguen a cada clave, os puedo asegurar que vuestros hijos serán felices, es más, vosotros también.
El 90% de los progenitores, nos señalan en consulta que su primer objetivo educativo es que sus hijos sean felices, el restante 10% lo sitúan en segundo o tercer lugar. Aunque cabe decir que consiguiendo educar con felicidad, el resto de objetivos resulta mucho más alcanzable.
Las 9 claves están trabajadas científicamente, y cito autores. Así quiero dotarlas de absoluto rigor empírico.
Tabla de contenidos
9. Trabaja en ti mismo. Se egoísta.
Una de las cosas más importantes para conseguir hijos felices es ser feliz uno mismo. Hay investigaciones que relacionan a madres y padres deprimidos y problemas comportamentales en sus hijos. Los padres deprimidos están menos centrados en la educación y por tanto son mucho menos efectivos.
En un estudio-encuesta a 1000 familias, la investigadora Ellen Galinsky preguntó a los niños por un deseo respecto a sus padres. Los padres predijeron, en general, que responderían que estar más tiempo con ellos. En cambio, respondieron que deseaban que estuvieran menos cansados y menos estresados.
Para reducir el cansancio y el estrés, conviene tener espacio personal, no dejar a los amigos de lado y no perder de vista las cosas que te gusta hacer en la vida. Es vital reírse y disfrutar de la vida. En cambio, nos encontramos que es muy común tener hijos e ir paulatinamente perdiendo contacto con los amigos, con los deportes o aficiones y otros aspectos de nuestra individualidad. Ello se hace precisamente para dedicar más tiempo a los hijos, creyendo falsamente que con ello conseguiremos que sean más felices.
Por tanto, nuestra primera clave es trabajar con la felicidad personal, y no descuidar nuestra parte individual.
Otra clave de la felicidad para todos, y para conseguir hijos felices es tener relaciones sociales. Existen multitud de estudios que lo abalan, Julianne Holt-Lunstad, Ph.D., profesor de psicología en la Universidad Brigham Young (Estados Unidos), realizó un meta análisis de 148 estudios y concluyó que la falta de apoyo social predice todas las causas de muerte. Este es un dato significativo al respecto de la importancia de las relaciones sociales.
Está claro que todos nos sentimos peor sin un círculo social que nos respalde. Por tanto, es de vital importancia enseñar a los niños a construir relaciones sociales desde el primer momento. Notificarles los puntos importantes en sus relaciones, para que muestren empatía por los demás, con actos de de bondad hacia los otros niños. Ello les permitirá, tener más facilidad para construir relaciones sociales, dándose cuenta de como se realiza una buena construcción de estas. No basta únicamente señalarles lo que no se debe hacer «no hay que pegar». Ni que decir tiene que hay que predicar con el ejemplo y que nos vean cultivando a nosotros mismos relaciones.
7. Anima a los niños a que se esfuercen
Otra clave para conseguir hijos felices es premiar a los niños por el esfuerzo y no por los resultados. Estaremos de acuerdo que en general estamos en una sociedad en que se valoran los resultados por encima del esfuerzo. Es importante la casa que tenemos, el coche o el trabajo.
Carol Dweck, profesora de la universidad de Standford realizó un estudio en que niños conscientes de una alta capacidad a nivel espacial, optaban por escoger puzzles fáciles para no fallar y ser premiados. En cambio, niños en que se les había hecho hincapié en el valor del esfuerzo, escogían puzzles más difíciles y trataban de resolverlos, a pesar de su dificultad.
Por tanto, a niños que se les premia por el resultado y se les recarga de alabanzas, una vez que se detienen las mismas, del mismo modo se detiene es esfuerzo. En cambio, los niños acostumbrados al valor del esfuerzo, obtienen la motivación precisamente en la dificultad.
6. Fomentar el optimismo
El optimismo se puede inculcar, se trata también de una habilidad, y está estrechamente relacionado con la felicidad, diría que casi al mismo nivel. No en vano, existe una corriente terapéutica llamada psicología positiva. Su principio básico, simplificando, es fomentar el optimismo. Por tanto, es otra de las claves para conseguir hijos felices.
La psicóloga Michele Crossley , terapeuta narrativa, defiende que la depresión proviene a veces de una historia incoherente, una narración inadecuada de uno mismo. La psicoterapia ayuda a re-interpretar y rectificar la historia, dándole coherencia.
Fomentar el optimismo en nuestros hijos les va a ayudar a ver la vida de una manera positiva, en cambio, fomentar el pesimismo hará el efecto contrario, con los consecuentes problemas.
5. Identificar las emociones para conseguir hijos felices
Identificar las emociones es una habilidad, no una cualidad. Por tanto, se aprende. Enseñar a los niños a distinguir sus emociones será algo que les permitirá tener mucha más tranquilidad en sus estados. Asimismo, les permitirá relacionarse con los demás, de manera más adecuada. Identificando las emociones podremos más fácilmente conseguir hijos felices.
Para ello, hay una regla básica: Empatizar con los que les pasa, etiquetarlo y validarlo cuando ellos nos lo dicen.
Tendremos que ayudarles a observar sus estados, ponerle nombre y validarlo constantemente hasta que tengan la suficiente habilidad para hacerlo por ellos mismos.
4. Autodisciplina
La autodisciplina facilita el aprendizaje y el procesamiento de la información. Las personas autodisciplinadas tienen más perseverancia y es una habilidad que también se aprende. Es un hábito que se considera fundamental en el éxito individual y en la felicidad. Por tanto, inculcándola podremos conseguir hijos felices más fácilmente.
Roy Baumeister, psicólogo experto en autoregulación sostiene que ejerciendo la fuerza de voluntad conseguimos aumentar el autocontrol. La fuerza de voluntad es limitada, y una vez que se usa hay que reponerla. Pero funciona igual que un músculo, cuanto más la ejercitamos, más crece y cuanto menos la ejercitamos, más limitada es. Por tanto, una buena educación en autodisciplina, implicará mejorar la habilidad y se convertirá en una nueva clave de la felicidad.
3. Más tiempo de juego
Existen importantes estudios que relacionan el juego libre, no estructurado, con la capacidad de atención, la capacidad de relación, capacidad de resolución de conflictos y en general, la regulación de comportamientos y emociones.
Fomentar el juego libre es una variable importante en la felicidad, ya que va a incidir en los aspectos comentados. Para ello no hay recetas mágicas, hay que permitirle al niño un espacio no dirigido, bien sea en casa o en la calle, intentando no intervenir.
2. Regular las horas delante de las pantallas
Las pantallas son un problema social preocupante en la actualidad y que dificulta para conseguir hijos felices. La media de horas delante de una pantalla, bien sea la TV, una tablet, movil o videojuego es aberrante por cantidad de horas, por contenidos y por su tendencia a ir en aumento.
Las horas que los niños están delante de la pantalla, les impide trabajar precisamente otros aspectos que hemos repasado anteriormente. Mientras estén delante de una pantalla no podrán construir relaciones sociales, no los podremos animar a que se esfuercen, no estarán jugando libremente (se tratará de seguir el hilo de la TV o un juego dirigido) y no podrán practicar la autodisciplina. Perderán perspectiva social, y además se acostumbrarán a estímulos difícilmente reproducibles en la sociedad. Ello hará que todo lo demás pierda interés y por tanto, va a implicar dificultades de atención, que posteriormente se intentarán resolver con fármacos.
Durante los 6 primeros años de vida, un niño no debería tener contacto ni siquiera con la pantalla de televisión, tablet, móvil y demás. De 6 a 12 años debería únicamente tener un contacto entre 10 y 15 horas semanales. En la adolescencia debería escoger el niño en función de sus intereses.
1. Comer juntos en la cena
Las viejas técnicas siempre hay que tenerlas en cuenta para conseguir hijos felices, y si se han mantenido tanto años es por alguna razón. Existen estudios que muestran que los niños que cenan regularmente con sus familias son más estables emocionalmente, tienen menos síntomas depresivos y menor tendencia a padecer un trastorno alimentario (obesidad, bulimia, anorexia).
En un informe de la Universidad de Michigan, en que que examinó un grupo de niños entre los años 1981 y 1997, descubrió que la cantidad de tiempo que los niños habían dedicado a comer las comidas en casa fue el mayor predictor de mejor rendimiento académico y menos problemas de comportamiento. La hora de comer era más influyente, más que el tiempo de asistencia a la escuela, a las actividades extraescolares o de ocio.
En consulta nos encontramos a menudo con situaciones en que no se dan ninguno de estas circunstancias. Se trata de los denominados «progenitores helicóptero», que en su buena fe, precisamente están consiguiendo lo contrario.