Si hablamos de comunicación, estaremos de acuerdo que es muy importante comunicar bien, ya sea en el mundo de la pareja, en la relación con nuestros hijos, con nuestros padres o con nuestros compañeros de trabajo y en cualquier otro ámbito social. La comunicación no violenta es considerada una de las claves para lograr comunicar con eficacia. El término comunicación no violenta fue introducido por el psicólogo norte-americano Marshall Rosenberg en los años sesenta del siglo pasado.
Si estáis aquí leyendo es porque hay alguien cercano de difícil acceso. Desde el enfoque de la comunicación no violenta, vamos a analizar a aquellas personas que tienden a callar para evitar los conflictos. Os pido hacer unas reflexiones previas antes de entrar en materia, ¿es bueno callar para evitar el conflicto? ¿Es bueno hablar siempre? ¿Hemos intentado cambiar algo de nosotros mismos para que nuestra pareja nos hable? ¿Cómo hacemos para comunicarnos mejor sin que haya conflicto?. Todas estas cuestiones vamos a intentar responderlas en el artículo.
Comunicación no violenta. ¿Cuándo callar y cuándo hablar?
En otras ocasiones hemos hablado de asertividad (os recomiendo leer algo sobre asertividad antes de seguir) Sabemos que la asertividad se sitúa en un punto medio entre la comunicación pasiva (estar callado) y la comunicación agresiva. Se define como la capacidad de expresar nuestro punto de vista y emociones con respeto, empatía y escucha activa hacia la otra persona.
Aunque, está claro que no siempre es posible hacerlo, ya que muchas veces se cuela un demonio llamado rábia o ira. En inteligencia emocional, Daniel Goleman lo llamaba de manera muy acertada el secuestro de la amígdala. En ese sentido, la comunicación no violenta amplia el concepto y lo dota de más contenido. No se trata sólo de decir lo que queremos, se trata de ir mucho más allá.
La ira es el peor enemigo para una comunicación fluida y productiva, ya que nos impide ser auto-empáticos, empáticos, tener escucha activa y poder apreciar las necesidades de los otros y de nosotros mismos. Es decir, nos convertimos en tontos de remate en menos de 10 segundos, por mucho que nos hayamos entrenado, es triste pero es así.
En las situaciones de secuestro emocional por parte de cualquier integrante comunicativo es mejor retirarse, sin duda, ya que no podremos comunicarnos de manera efectiva, no podremos empatizar con la otra persona. En definitiva, estaremos secuestrados y seremos totalmente tontos emocionalmente. La parte más antigua del cerebro cobrará más relevancia, y la parte cognitiva (el lóbulo frontal y prefrontal quedarán en un segundo plano.
Eso no quiere decir que nos olvidemos de la conversación y callemos para siempre para evitar el conflicto, quiere decir que esperaremos a tener una ocasión más propicia. Lo ideal es hacerlo explicando los motivos, es decir, con la intención de retomar la comunicación en cuanto liberemos a nuestra amígdala del secuestro y recuperemos nuestra plena capacidad de diálogo y de pensamiento racional.
-«Perdona pero en estos momentos no estoy capacitado para seguir hablando, me retiro con la intención de pensar y poder aportar más en el momento en que me encuentre mejor.»
La comunicación es como la sopa, si la tomas muy caliente (con ira o enfado) te quemará y si la tomas fría no te gustará. Hay que tomarla en su punto justo
En el punto contrario estaría retirarnos dando un portazo para castigar al otro, es decir, utilizar el silencio como arma para hacer daño a la otra persona. Poca diferencia encuentro entre gritar, insultar o emplear el silencio para castigar. La idea no sería esa, la idea sería retirarse, pero advirtiendo los motivos, que no son otros, que mostrar más capacidad para el diálogo después de una reflexión.
Si el silencio se convierte en una constante, dentro de nuestras relaciones, se puede considerar como un elemento agresivo, ya que como seres humanos, tenemos la necesidad de comunicarnos. Pero antes de considerarla como tal, cabría preguntarnos a nosotros mismos si estamos comunicando de manera no violenta.
Los 4 pasos de la comunicación no violenta
Los 4 pasos de la comunicación no violenta son los hechos, los sentimientos, necesidades y acción. Teniéndolos en cuenta podemos facilitar mucho la comunicación:
- Los hechos. En este primer paso comunicaremos los hechos puramente, intentando describirlos con la mayor objetividad posible.
- Sentimientos. Seguidamente, comunicaremos como nos hemos sentido.
- Necesidades. A partir de ese punto vamos a comunicar nuestras necesidades.
- Acción. Como queremos que cambien las cosas en ese punto en concreto.
Evidentemente, la comunicación será recíproca y habrá que permitir conocer la narración que hace la otra persona de los mismos hechos, sus sentimientos y necesidades. A partir de ahí se podrá acordar una acción conjunta y consensuada.
La comunicación no violenta puede ser muy práctica para preparar conversaciones, ya que comunicar estos 4 puntos puede resultar muy práctico para ordenar ideas y comunicarlas.
En el contexto de la pareja pongo un ejemplo. María ha hecho planes para el sábado, se trata de una comida familiar en casa de sus padres. Sin contar con Nacho, su pareja, se ha comprometido por los dos. Esto puede ser un motivo de conflicto importante. Nacho decide decírselo a María de forma no violenta.
Ejemplo de pareja. -«María, el sábado has hecho planes para ir a casa de tus padres sin contar conmigo previamente y conocer si me apetecía o no ir (hechos). Eso me ha hecho sentir muy mal, quizás no tanto por ir o no, sino porque no has contado conmigo previamente, me hace sentir como si no consideraras mi opinión, y ello me entristece y me preocupa hacia futuras decisiones que tomemos (sentimientos).
Al margen del sábado, necesitaría que contases más con mi opinión en el futuro, de otro modo, me sentiré mal y eso no será bueno para ninguno de los dos, ya que en la pareja es necesario que nos sintamos cómodos los dos (necesidades). ¿Podrías comprometerte en contar conmigo para tomar las decisiones que nos incumban a los dos en el futuro? (acción).
Ejemplo de límites a los niños. «Carla (8 años) y Marcelo (10 años) son hermanos y siempre antes de ir a dormir se pelean, juegan y organizan follones. Como cada día, su padre se encuentra en la misma situación y les dice de manera no violenta. Carla, Marcelo, son las 9 de la noche y es hora de irse a dormir, hay que lavarse los dientes, ponerse el pijama y no lo estáis haciendo, en cambio, estáis montando follón y tenéis todos los juguetes sin recoger, ¿es cierto? (hechos).
Veros así me hace sentir muy mal, ya que estáis perdiendo horas de sueño, aunque sé que seguís queriendo jugar, mañana tendréis más oportunidades, pero tenéis que estar descansados (sentimientos). Necesito que hagáis todo lo que tenéis que hacer, recoger los juguetes, poneros el pijama y lavaros los dientes, para que mañana estéis en forma y yo también, y no esté mal como ahora mismo (necesidades). Así que empezad a hacer las tareas como cada día para poder iros a la cama (acción).
Explotar o implosionar, alternativas a la comunicación no violenta
Como podemos observar en el cuadro de más abajo, en un lado del eje, tenemos la comunicación pasiva y en el otro la comunicación agresiva. Con la comunicación pasiva, implosionamos, y con la agresiva explosionaremos. Por tanto, definitivamente, callar como método continuo o comunicar agresivamente no resulta positivo, ya que acabaremos explosionando o implosionando.
- Implosionar. Se da cuando dejamos de decir las cosas de continuo, cuando callamos e implica que el malestar va a salir hacia dentro. Puede salir en forma de ansiedad, somatizaciones o depresión. Las personas a su alrededor no saben nada de los motivos por los que las persona se siente mal, ya que no se lo cuenta a nadie, o no se lo cuenta a las personas que están relacionadas con el problema.
- Explosionar. Normalmente, se da cuando una persona estalla con ira continuamente, está en modo irascible y el entorno va a decir que es una persona inaguantable. La persona va a sufrir de un estrés continuo y le va a afectar en todos los aspectos de su vida. Normalmente, las personas de su entorno no van a hacer caso de sus quejas y lo dejarán como caso imposible. «Es que no se puede hablar con él«.
- Comunicación no violenta. Es un concepto que va mucho más allá que la asertividad, se trata de tener auto-empatía, empatía, escucha activa, estar en plenas facultades con control emocional, estar capacitado para cambiar de opinión. De este modo, podemos aportar nuestro punto de vista a la conversación.
«Toda violencia es el resultado de personas engañándose para creer que su dolor es provocado por otra gente, pensando, por tanto, que merecen ser castigadas».
Marshall Rosenberg